Libertad Digital

2022-10-08 18:54:54 By : Mr. Garfield Zhao

Las minas fueron durante años lugares de extracción de todo tipo de metales y, por ello, contribuyeron a la economía de los pueblos más cercanos dando trabajo a sus ciudadanos, sin embargo, ahora están abandonadas y muchas tienen incluso un halo de misterio que hace que cada año sean visitadas por miles de curiosos. ¿Cuál puede ser uno de los motivos? Que estas minas que dieron tanto trabajo en España también se cobraron muchas vidas.

Un ejemplo de ello es la antigua mina de sepiolita de Tolosa ubicada en el distrito de San Blas, en Madrid, inactiva desde 2007 y que en la actualidad se ha convertido en un paraje muy peligroso en la periferia de la capital. ¿Por qué es tan peligrosa? Porque sus tres grandes agujeros se han transformado debido al desuso en tres grandes balsas de agua que se han conocido después como las lagunas de Ambroz. Hay que recordar que el baño está prohibido aquí por el riesgo de las aguas fangosas. Sin embargo, en tan solo una década han fallecido tres personas ahogadas.

Con motivo del día internacional del minero hemos elaborado en Libertad Digital una lista de algunas de las minas más curiosas y peligrosas de España. Porque, aunque durante muchos años han sido lugares de extracción de todo tipo de metales, con el paso del tiempo han caído en desuso y actualmente se encuentran abandonados. Seguramente por ello se han convertido en lugares que llaman la atención de los turistas.

A pocos kilómetros de las playas de Cabo de Gata y en pleno Parque Natural se encuentran unas minas de oro abandonadas que, además de misteriosas, son altamente peligrosas debido a que se encuentran completamente derruidas y los fierros se caen a pedazos. Sin embargo, es posible recorrer los alrededores e imaginar la fiebre del oro que hubo en Almería entre 1933 y 1966.

De echo, esta es una mina de oro pero ya desde el siglo XV existía extracción de alumbre en minas, posteriormente ya en el XIX se empezó a extraer plomo y plata y no fue hasta principios del siglo XX cuando se creó la primera fundición de oro en la comarca. La empresa que la creó mantuvo con éxito la explotación hasta que en 1936 las minas del país se incautan y cierran durante la Guerra Civil. Además, en el año 1956, entro en el negocio la empresa norteamericana ‘Adaro’, quien aportó la denominada ‘Planta Denver’ situada muy cerca de la ‘Planta Dorr’. El propio Francisco Franco en persona inauguró las instalaciones.

En el año 1966 cerró definitivamente dado que no era rentable esta explotación que sólo arrancaba 4 gramos de oro por tonelada tratada. Desde 1956 a 1966 la ‘Planta Denver’ extrajo 3.830 Kilos de oro, lo equivalente a 306 lingotes.

Esta mina, ubicada en la Sierra de la Jayona, funcionó como una mina de hierro desde los tiempos de la ocupación romana de España hasta que cerró en 1921. En un momento concreto de la historia llegaron a trabajar 400 mineros en esta mina. Actualmente ha sido recuperada ambientalmente y ha llegado a conseguir el reconocimiento de Monumento Natural.

Han sido varias etapas por las que ha pasado esta mina, pero gran parte de ellas marcadas por los fraudes de sus propietarios. Aquí no había distinción de trabajadores. De hecho, durante más de 20 años se contabilizaron 500 trabajadores entre los que se encontraban mujeres y niños. En el momento álgido de la mina se llegaban a extraer más de 270.000 toneladas de hierro, además, esta mina fue diseñada para dividirse en cuatro niveles, tres de ellos se encontraban en superficie. Al ser abandonada en 1921 hizo que ese rincón de Badajoz sirviera de tierra de pastoreo durante muchos años, hasta el momento de la rehabilitación como espacio de ocio.

Es interesante destacar la vegetación que ha ido creciendo en la antigua mina. Gracias a un clima especial que se genera por sus condiciones climatológicas, nacen algunas especies típicas de acantilados y zonas rocosas, muy difícil de encontrar fuera de esos ecosistemas.

Estas minas de plata se encuentran al norte del embalse de Alcorlo y dieron gran esplendor al pueblo pero el declive de la actividad y demográfico vino con el abandono de la explotación minera. Actualmente es un lujo pasear por este tipo de minas abandonadas.

Un poco de historia de la mina. Las minas de plata descubiertas en la segunda mitad del siglo XIX despertaron la fiebre de la plata en la comarca y convirtieron Hiendelaencina en el pueblo más importante de la Sierra Norte. Se abrieron más de 100 minas que algunos años produjeron el 60% de la plata nacional. La población creció hasta los 5.000 habitantes y, por desgracia, en los años 20 llegó el declive con el cierre de las explotaciones.

Se construyeron poblados junto a las minas, industrias de transformación, centrales eléctricas, … Se remozaron casas y calles y se crearon zonas residenciales, que hoy son el centro del pueblo. El Centro de Interpretación de las Minas de plata, explica con detalle esto, el trabajo de las minas y su evolución a lo largo de las diferentes épocas.

Estas minas andaluzas durante mucho tiempo fueron el yacimiento de hierro más importante de España. Su actividad se origina en la época de los romanos y llegó hasta 1996 cuando, al descender el precio del hierro, tuvo que cerrar por motivos económicos. Posteriormente en 2017 el ayuntamiento concluyó la primera fase de los estudios que se realizaron para el proyecto de reapertura de la mina.

Igual que en muchos lugares de España, junto a las minas se construyó un poblado donde vivían los trabajadores, un poblado que actualmente está abandonado pero que llegó a contar incluso con su propia iglesia.

Con constancia de su existencia desde el siglo X, su explotación ha pasado por varias manos, desde Alquife Mines hasta la Compañía Andaluza de Minas (CAM). Con actividad desde tiempos romanos, el cierre definitivo llegó en 1996 dejando de abastecer incluso a los Altos Hornos de Vizcaya. Los motivos fueron sobre todo económicos, cuando el precio del hierro descendió y la producción era más costosa que la propia venta. Pero las cifras históricas de extracción de hierro, la convierten en una de las más importantes de Europa: 93 millones de toneladas.

Estas minas abandonadas España estaban dedicadas a la extracción del plomo. Al visitarlas puedes encontrarte con cabrias, chimeneas, fundiciones, lavaderos, centrales eléctricas, etcétera. Incluso hay viejos caminos y vías de ferrocarril. El Proyecto Arrayanes intenta recuperar el valor del patrimonio minero industrial del distrito minero Linares-La Carolina.

De estas minas se conservan numerosos testimonios como casas de calderas, de máquinas y de compresores; chimeneas; pozos, edificios auxiliares, lavaderos con machacadoras, trituradores y cintas transportadoras; tolvas de almacenamiento y descarga, embalses de aguas y escombreras.

En el período de principios del siglo XIX y gran parte del siglo XX se le consideró el yacimiento de zinc más grande de Europa. Las extracciones de material en este sector se remontan a la época romana. Luego se cerró la mina por un accidente donde perdieron la vida 18 personas al romperse un dique. Hoy la mina es un lago a cielo abierto. En 2017 se reactivó el proyecto minero debido a la revalorización del mercado del zinc.

Su mejor etapa la vivió a principios del siglo XIX y parte del siglo XX. La llegada del nuevo milenio trajo consigo el cierre de una mina centenaria, pero a diferencia de en los anteriores casos, no fue por la caída de la producción, sino debido a un accidente. Precisamente la llegada del nuevo milenio provocó el cierre definitivo de la mina después de 140 años de actividad. Los habitantes de este pueblo han visto como la explotación pasaba por diferentes periodos: desde el hundimiento, pasando por el desbordamiento hasta el cierre total.

En el municipio de Lousame se encuentran estas minas abandonadas España que durante muchos años produjeron estaño y wolframio, especialmente fue activa cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. Su cierre definitivo se produjo en el 2013.

Sin embargo, en 2015 varios proyectos indicaban la vuelta a la actividad en 2016. Se trata de una reapertura muy esperada sobre todo en Europa ya que solo tres países (España, Portugal y Austria) son productores de estos dos minerales. En este sector es sobre todo el mercado asiático quien tiene la práctica totalidad de la producción (el 80% del mundo).

Son unas minas ubicadas entre Langreo y Siero que destacaron por ser productoras de carbón. Después de un incendio en 1989, que generó más de 1.500 grados de calor, se clausuró. Tardaron dos años en extinguir el fuego. El incendio provocó la muerte de cuatro mineros y hubo decenas de heridos. Actualmente esta en completo abandono y la vegetación ha invadido todos los edificios y estructuras principales del pozo.

El origen de esta explotación minera se remonta a mediados del siglo XIX mediante el Coto Mosquitera, de las sociedades D’Eichtal, Marqués de Guadalmina y Barón del Castillo de Chirel. De esta época se conserva una bocamina. Posteriormente, las minas del Grupo Mosquitera pertenecieron a la Unión Hullera y Metalúrgica de Asturias, la cual fue absorbida en 1906 por Duro Felguera. El actual pozo fue profundizado en 1927 por Duro Felguera.

En 1946 se realizó un multitudinario acto con Francisco Franco. En el año 1972, un derrumbe en la escombrera sepulta a 26 mineros que finalmente fueron rescatados. En diciembre de 1989 se declaró un incendio en la planta séptima debido a la quema de la cinta transportadora de carbón, llegando a los 2000 °C en el interior de la mina cuando el fuego se extendió a una capa de hulla. Murieron cuatro mineros, hubo numerosos heridos y se procedió a su clausura. Así, se utilizó el cercano pozo Pumarabule, en Carbayín, para acceder al yacimiento de Mosquitera y para la extracción de su carbón, hasta 2005.

Estas minas están abandonadas desde la década de los setenta del siglo pasado. La blenda o esfalerita era el mineral que se extraía de Las Mánforas. Hoy se puede visitar el entorno de Las Mánforas andando desde el refugio de Áliva. La excursión es muy entretenida y durante el viaje se puede admirar el contraste entre la explotación y la belleza de los paisajes de los Picos de Europa.

La mina entró en funcionamiento en 1856 y su construcción, actividad y mantenimiento merecen una narrativa de lucha contra la naturaleza despiadada. Repasemos un par de datos: se encuentra a 1.600 metros de altitud, en un lugar en el que los inviernos pueden ser crueles, casi polares. Las condiciones para extraer el mineral eran tan duras que, entre los meses de noviembre y mayo, se decretaba su cierre. Aguantar allí arriba era una labor suicida. Hasta carecía de las típicas torres mineras porque las avalanchas de nieve las arrasaban de forma periódica.

Todo lo que tiene que ver con estas explotaciones es excesivo. En 1950, por ejemplo, un ingeniero ruso apellidado Kachinski se propuso encontrar más vetas en las galerías de la zona por las bravas. Hizo estallar dos toneladas de explosivos en el interior de la cercana mina de La Canal del Vidrio. La deflagración abrió grietas como zarpazos de un titán en algunas paredes rocosas, pero sin resultados rentables. La mina ya no daba más de sí.