El oficio del soplado de vidrio, a un paso de ser Patrimonio Cultural Inmaterial | El Norte de Castilla

2022-10-17 03:41:15 By : Mr. Mike M

Uno de los trabajadores lleva a cabo la tradicional técnica de soplado del vidrio. / Tanarro

La Real Fábrica de Cristales de La Granja es uno de los edificios industriales europeos más importantes del siglo XVIII y una verdadera seña de identidad del Real Sitio de San Ildefonso y de su entorno. La supervivencia del oficio artesanal del soplado del vidrio, así como el futuro de esta fábrica, ha estado en riesgo en varias ocasiones, en parte por problemas de financiación. Sin embargo, ahora vive uno de sus momentos más dulces desde que Felipe V la creara para cubrir las necesidades de cristal de los palacios y residencias reales, evitando así las costosas importaciones. El motivo es que la técnica de soplado del vidrio está a tan solo un paso de lograr la declaración de Patrimonio Cultural Inmaterial del Ministerio de Cultura y Deporte.

«Es una noticia muy importante para nosotros porque uno de los fines de la institución es mantener este oficio artesanal y darlo a conocer. Para ello, necesitamos el apoyo y la protección de las administraciones. Llevamos años detrás de este reconocimiento y, por fin, el pasado 20 de julio se incoaba el expediente que permitirá proteger la técnica a nivel nacional», explica la directora del Museo Tecnológico del Vidrio, Paloma Pastor. Ahora hay un periodo de 20 días, desde la publicación en el BOE, para presentar alegaciones. No obstante, considera que lo más complicado ya se ha conseguido.

El interés de esta declaración radica, según Pastor, en que «tanto el oficio como los procesos, conocimientos, productos, instrumentos y maquinaria, así como los espacios arquitectónicos inherentes presentan una serie de valores históricos, tecnológicos y artísticos de gran relevancia para la cultura española». Además, es una actividad que se ha mantenido de forma ininterrumpida en el municipio desde hace tres siglos y su origen se remonta al siglo I a.C. Destaca por la variedad de su producción, qu e mantiene los modelos históricos, junto a nuevos diseños y una gran variedad de tipologías. En la actualidad, solo se conservan dos grandes centros en el país trasmisores de este trabajo, el Centro Nacional del Vidrio de La Granja (Segovia) y los Vidrios Gordiola (Mallorca), aunque hay pequeños talleres que persiguen el mismo fin a lo largo y ancho de la geografía española.

Desde 2018 también se está trabajando de forma conjunta con otros países con tradición vidriera, como Francia, Alemania y Finlandia, para presentar una candidatura conjunta con el fin de que esta técnica centenaria sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Al respecto Pastor cuenta que mantienen reuniones periódicas, la próxima será en septiembre de modo virtual y en ella se decidirá que país presidirá esta candidatura. «Son escalones que hay que subiendo hasta lograr la máxima protección», detalla. De hecho, confían en que pronto se unan a esta iniciativa República Checa y Turquía para aunar fuerzas y lograr el abrigo europeo en este proyecto común.

A pesar de esta importancia histórica y sociocultural, en la actualidad la viabilidad de esta práctica, que en La Granja lleva desarrollándose desde 1728, se ve amenazada por varios factores como la competitividad de la producción industrial del vidrio frente a esta técnica tradicional. Esto ha generado una disminución de los inversores por la escasa rentabilidad empresarial, los elevados costes energéticos y largos tiempos de trabajo, que derivan en precios más altos que en el caso de las piezas producidas de forma industrial.

Por otra parte, existe una falta de interés de las nuevas generaciones porque «es un proceso complejo que no se aprende en cinco años». Aspectos que ahora tratan de combatir ya que, según Pastor, «no se pueden perder todos los esfuerzos realizados por la Corona, tanto de inversión como de capacitación de personal con profesionales llegados de toda Europa, para instalar esta fábrica en el municipio».

El centro cuenta con 41 trabajadores, la mayoría dedicados a la creación de piezas de cristal y es que, según la directora del Museo, el proceso de elaboración es largo y requiere de una depurada técnica. Un vaso sencillo se tarda unos minutos en soplarlo, pero requiere horas de enfriamiento y si se decora con tallas o esmaltes puede alargarse varias horas más. En el caso de productos más complejos como la s típicas lámparas de araña al estilo de Carlos III, con brazos y colgantes, su diseño y producción puede requerir un mes de trabajo.

Para continuar dando salida a los productos que se venden en España, pero también a clientes de Estados Unidos, Inglaterra, Francia o Alemania, durante el parón provocado por el estado de alarma pusieron en marcha una tienda 'on-line'. En este sentido, reconoce que durante esos meses las ventas fueron «discretas», pero con la 'nueva normalidad' se sacaron a la venta piezas de vidrio para poder disfrutar durante las reuniones familiares privadas y, poco a poco, la actividad se ha ido reactivando. Este proyecto ha nacido con vocación de futuro porque, tal y como recuerda, en un municipio como La Granja es imprescindible sumarse a las nuevas tecnologías para lograr una mayor presencia. Por eso, seguirán potenciando este espacio virtual a lo largo de los próximos meses con un catálogo de productos más amplio e imágenes de mayor calidad. Aunque la innovación es una línea fundamental de trabajo para esta fábrica, Pastor admite que hay cosas que no varían y es que una de las piezas más demandadas son las clásicas cristalerías. «Incluso en esta situación en la que se han cancelado numerosos enlaces matrimoniales se siguen comprando las tradicionales cristalerías como regalo de boda o para eventos familiares».

Los talleres se han suspendido por motivos de seguridad, aunque el objetivo es impulsarlos y visibilizarlos en cuanto la situación lo permita. Para ello, Paloma Pastor avanza que serán parte del recorrido del Museo, en concreto se desarrollarán en la parte inferior de sala de Raspamento. De este modo, los visitantes podrán ver en directo técnicas de soplete, grabado o la elaboración de vidrieras, entre otras, ya que hasta la fecha solo podían contemplar los hornos y los procesos básicos de fabricación y talla.

Por su parte, las colecciones permanentes de Vidrio Centroeuropeo de los siglos XVI a XIX, así como Vidrio Artístico Contemporáneo, en el que están representados países como España, Japón, Finlandia o República Checa se han reubicado en la sala de Raspamento de arriba. También se ha trasladado a este espacio la Colección de Cristal de La Granja, con más de 500 piezas fechadas entre los siglos XVIII y XIX.

La directora del Museo reconoce que son momentos difíciles en los que hay que caminar más despacio, pero insiste en que no hay que ser alarmistas porque «después de la pandemia hay futuro». Este edificio, uno de los escasos exponentes de la arquitectura industrial europea de carácter regio del silgo XVIII, tiene la ventaja de contar con espacios amplios y de gran belleza a los que también se puede sacar rentabilidad. De momento, se están llevando a cabo las reformas oportunas para otorgarlos una segunda vida como zonas destinadas a eventos.

Las expectativas de la tienda son buenas y el incremento de las ventas es progresivo, algo que confía en que se mantenga porque el perfil del cliente es muy variado. Eso sí, el más habitual son las personas de mediana edad que conocen el museo y valoran el trabajo artesano. Además, está situación está abriendo el abanico y llegando hasta un público más joven que «al no poder viajar ni salir como lo hacía antes, ahora se inclina por disfrutar de una buena mesa en compañía de amigos», recalca.

El Museo Tecnológico del Vidrio, que cuenta con 16.000 metros cuadrados, también está sufriendo las consecuencias de la crisis sanitaria. En julio registró un 18% menos de visitantes que el mismo mes del año anterior. «No estamos descontentos porque es una buena cifra si se compara con la caída que ha experimentado el turismo, pero hemos pasado de más de 3.000 visitantes a unos 2.500 este año». Unas cifras que sumadas a los meses que ha tenido que permanecer cerrado harán imposible alcanzar la media de 50.000 visitantes al año. La ausencia de turistas extranjeros, de personas de avanzada edad y de colegios se prevé que siga afectando también a los datos de la próxima temporada.

No obstante, la actividad no cesa y hasta el 6 de septiembre, además, de la colección permanente puede visitarse la muestra 'Toni Zuccheri. Prototipos y piezas únicas', compuesta por 80 piezas, gran parte de ellas únicas. Zuccheri ha trabajado para prestigiosas fábricas como Venini, VeArt, Barovier&Toso, DeMajo o Salviati.

El 10 de septiembre está prevista la inauguración de la exposición 'Jitka Kolbe Růžičková, Escultura y diseño en vidrio', realizada en colaboración con el Centro Checo de Madrid y la Embajada Checa. Pastor destaca de esta artista, alumna del máximo exponente del movimiento checo de estudio de Europa, Stanislav Libenský, el dominio que tiene sobre las distintas técnicas de vidrio y su capacidad para crear elementos pictóricos a base de cromatismos y superficies moldeadas.