Hoteles Tradicionales de Algeciras

2022-10-17 06:29:50 By : Mr. Samuel Wall

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El siglo XX, época dorada para la construcción de hoteles en el río de la Miel y en la Villa Vieja

Hoteles Tradicionales de Algeciras

Juan Carlos Martín Matilla Vocal de patrimonio cultural de La Trocha y miembro de la 2ª Sección (Arqueología, Etnología, Patrimonio y Arquitectura) del Instituto de Estudios Campogibraltareños 14 Octubre, 2022 - 04:00h

A partir de finales del siglo XIX Algeciras se convertirá en destino turístico debido a la cercanía de Gibraltar, a la belleza de sus playas aún vírgenes y de sus paisajes. La llegada del ferrocarril incentivó el turismo en nuestra ciudad. Por tal motivo se construirán algunos hoteles en ambas orillas del río de la Miel y en la Villa Vieja: Marina Victoria, Madrid, Término, Anglo-Hispano, Sevilla y Reina María Cristina. Como colofón comentaré el llamado “Hotel Rit”.

El hotel Marina Victoria, en “la marina”, más bien era un hostal cuando se creó a principios del siglo XX. Se instaló en una casona típicamente andaluza, de tres plantas; en la segunda se abría un balcón cuyo vano se adornaba con moldura de sección escalonada, flanqueado por dos miradores enrejados. Sus voladizos carecían de ménsulas de apoyo. En la tercera había tres balcones, adornados con molduras del mismo tipo y cuyos voladizos se sostenían sobre gruesas ménsulas de mampostería. Sobre esta planta discurría una gruesa cornisa coronada por un pretil en su azotea. El interior del edificio disponía de un pequeño patio con dos arcos de medio punto por cada uno de sus cuatro lados, sostenidos por columnas de orden toscano.

A mediados del siglo XX su fachada se modifica radicalmente, pues se suprimieron las gruesas ménsulas de sus voladizos, a los dos miradores se les añadieron unos tejadillos de tejas vidriadas que combinaban dos colores y los dinteles de sus vanos se sustituyeron por arcos de medio punto. En los años sesenta se demuele totalmente la primitiva casona y se levanta un moderno edificio de siete pisos, cuya fachada fue ligeramente modificada hace algunos años al adornarla con molduras en sus vanos y al colocar balaustradas en sus balcones.

Primitivo Hotel Marina Victoria

El hotel Madrid se levantaba en la calle Segismundo Moret, esquina con la de José Santacana, en la orilla norte del río de la Miel. Era de base rectangular, siendo bastante estrecha la fachada que miraba hacia el río. El primitivo edificio de estilo victoriano que databa de finales del siglo XIX contaba con dos plantas. En la baja de su fachada principal se abrían tres puertas de arcos escarzanos, orladas con unas molduras de sección escalonada. En la fachada lateral izquierda se abrían varias ventanas del mismo estilo. La planta superior contaba con un mirador central de hierro fundido, adornado con una ligera crestería. A cada lado se abrían sendas ventanas de las mismas características que las otras. Se coronaba este piso con un pretil formado por pilastrillas adornadas con florones a modo de pináculos y una barandilla de hierro fundido.

A finales de los años veinte se añadió una tercera planta, con tres ventanas similares a las del resto del edificio. La fachada principal terminaba en un alto hastial de contorno sinuoso y mixtilíneo, con un óculo ciego en su centro. Todos los paramentos se revistieron de azulejos vidriados de color verde oscuro. Al principio se denominaba “Hotel París”, pero luego se cambió el nombre por “Hotel Madrid.”. Sus plantas altas se demolieron en los años setenta y solo quedó la baja. Finalmente, en los años ochenta se construyó un nuevo edificio, el “Hotel don Manuel”.

Hoteles Madrid y Sevilla, junto al río de la Miel

En la orilla norte del río de la Miel, en la acera contraria al desaparecido hotel Madrid, se levanta en 1925 el majestuoso edificio de la familia Gaggero, que albergó las dependencias del hotel Sevilla hasta mediados del S. XX. Fue sede del instituto de Enseñanza Media, el Juzgado de Primera Instancia y la Compañía Transmediterránea. De planta en L, está entre las calles Segismundo Moret y José Santacana. Su esquina presenta un perfil semicurvo. Cuenta con cuatro plantas, siendo la segunda y la última las más decoradas. Su estilo cabría encuadrarlo principalmente dentro del eclecticismo modernista de inspiración neobarroco, con influencias de otros estilos arquitectónicos.

Los paramentos de su planta baja, elevados sobre un semisótano, están almohadillados y en ellos se abren cinco vanos adintelados, con balaustradas de gruesos balaustres. En el lado sur, el vano central se convirtió en puerta al instalarse la Compañía Transmediterránea. Las segunda y tercera plantas están flanqueada por sendos cuerpos que sobresalen con respecto del resto de la pared.

En la cada parte inferior se abren dos balcones adintelados adornados por gruesas molduras. Estos balcones muestran pretil abalaustrado con voladizo de gran vuelo apoyado sobre imponentes ménsulas de inspiración barroca, decoradas por medallones, con bustos en altorrelieve, volutas y molduras imitando frutos. Debajo de estos voladizos se abren ventanales con arcos de medio punto. En el centro de los paramentos sur y este del segundo piso se abren tres grandes balcones adintelados, adornados con molduras de gran grosor, sobre cuyos dinteles destacan sendos frontispicios, triangulares por los laterales y semicurvo el del medio, sin apenas tímpanos y con molduras a modo de rocallas. Poseen balaustradas de gruesos balaustres apoyadas sobre repisas con relieves.

La tercera planta muestra ventanas adinteladas. cuyos alféizares se apoyan en repisas con molduras. En los cuerpos sobresalientes de cada esquina, flanqueados por gigantescas pilastras de capiteles inspirados en el estilo corintio o compuesto, se abren balcones adintelados con barandillas. Una gruesa cornisa separa esta planta de la cuarta, en la que se abren diez ventanas geminadas, con arcos de medio punto, adornados con molduras de sección escalonada, apoyados sobre columnas de capiteles jónicos y pilastras. En los cuerpos sobresalientes de cada esquina se abren sendas ventanas con el mismo tipo de arcos, pero de mayor amplitud. Están flanqueadas por molduras en forma de guirnaldas. Sobre esta planta superior discurre una cornisa decorada con artísticos modillones que da paso al pretil abalaustrado de su azotea. Todos estos elementos se continúan por la esquina semicurva. Los cuerpos sobresalientes están rematados por altas peinetas o copetes con arcos escarzanos, con relieves en su interior, y coronados por pináculos, estos copetes están flanqueados por alto pináculos abalaustrados.

En la esquina semicurva se abre la puerta de acceso con molduras de sección escalonada, flanqueada por semicolumnas toscanas sobre las que discurre una amplia cornisa formada por varias fajas. Sobre esta puerta, un ventanal dividido en tres vanos por pilastras simples. La parte superior está adornada con una moldura en forma de rocalla, que sirve de repisa para la cornisa superior coronada por una moldura en forma alabeada con un escudo, casi destruido, en su centro. Estos ventanales están flaqueados por pilastras con capiteles de inspiración corintia. Esta esquina estuvo decorada por un torreón -mirador sostenido por columnas abalaustradas con pretiles con balaustradas y pináculos. Se derribó en los años sesenta por su inestabilidad.

El hotel Término se encontraba en la orilla sur del río de la Miel y fue construido a finales del S. XIX, de estilo victoriano también. De planta rectangular, contaba originariamente con dos pisos. En el bajo se instaló una marquesina cubriendo todo el ancho de la fachada y en el piso superior se abrían tres vanos adintelados, adornados con molduras, que daban acceso a un balcón corrido y flanqueado por sendos miradores de hierro fundido, con filigranas y crestería, parecidos a los de la casa nº 10 (antigua Suit de las Cortinas) de la calle General Castaños. Se cubría con azotea provista de pretil con barandillas de hierro fundido y pilastrillas coronadas por florones de cerámica. Por aquel entonces se llamaba “Hotel Londres”, posteriormente se denominaría “Hotel Término”.

Se tuvo que demoler toda la construcción

En los años veinte se sustituyó aquella marquesina por una estructura de madera acristalada y sobre ella, como prolongación de la segunda planta, cuya fachada desapareció, se instaló otra estructura similar. Ambas recordaban vagamente a la de los barcos de vapor que navegaban por el río Misisipi. Al mismo tiempo se añadió una tercera planta que reproducía exactamente el diseño de la segunda. Muchos años más tarde, en los años sesenta, se aumentó el volumen del edificio con dos plantas más y se eliminaron todos los elementos decorativos originales. En la planta baja, donde estuvo la estructura de madera, se construyó una edificación de mampostería con las puertas de acceso y en la tercera se colocó un gran balcón corrido. En las dos plantas añadidas solo se abrían ventanas. El estilo funcional imperaba en aquellos años, desgraciadamente.

En 1987 se derrumbaron parte de estas dos plantas y se tuvo que demoler toda la construcción. Actualmente permanece el solar, pues la empresa que iba a construir ha desistido de hacer el edificio proyectado.

El hotel Anglo-Hispano data de 1891, de estilo victoriano. De planta cuadrangular, elevado sobre una terraza limitada por un muro en el que se abre la portada de acceso a la escalera de mármol que conduce a la puerta principal. Originariamente sus dos plantas altas poseían ocho miradores de hierro fundido, adornados con arquitos, cresterías y filigranas; seis en la fachada principal y dos en la lateral, que mira al callejón Encarna. Sus voladizos se sostenían sobre ménsulas con motivos foliares. Flanqueando los miradores centrales, se abrían dos ventanas de arcos escarzanos, adornadas con molduras.

En la planta baja se abrían cinco puertas de arcos de medio punto, en el centro la de acceso al interior cuya clave del arco muestra un relieve en forma de rostro felino, y a cada lado otras dos. El pretil de su azotea estaba formado por una barandilla de hierro fundido con pilastrillas coronadas por florones de cerámica, que fueron suprimidos a final de los años veinte o principio de los treinta. Estos florones también adornaban la parte superior del muro de su terraza de la planta baja.

Hotel Anglo-Hispano con su fachada original

En su interior destaca el elegante vestíbulo al que se abren las balconadas de sus galerías interiores y del que arranca la escalera de mármol, precedida por un arco central de tipo carpanel y dos arcos peraltados laterales que conducen a la planta alta, cuyo rellano recibe la luz que se filtra por los vidrios de dos ventanas geminadas de arco de medio punto que se abren al callejón Cervantes en su lado trasero. Por desgracia, en los años sesenta en que imperaba el afán “modernizador” de los antiguos edificios se eliminaron todos sus miradores, quedando solo los vanos de sus balcones a la vista. Tras cerrar en los años noventa se restaura en 2005 eliminando los florones del muro de la planta baja y se instala en 2008 un bufete de abogados. Hoy en día es el Consulado del Reino de Marruecos.

La Compañía de Ferrocarril británica a finales del siglo XIX propició la construcción del hotel Reina María Cristina a través de The Iberian and Mediterranean Hotels Company Limited. Alexander Henderson compró a míster Smith gran parte de su finca situada en la meseta de la Villa Vieja, donde hacía dos mil años se hallaba la ciudad romana de Iulia Traducta. Su arquitecto fue Thompson y se inauguró en 1901. En 1930 sufrió un devastador incendio, por lo que tuvo que ser reconstruido en 1932. Este nuevo edificio respetó el diseño original de estilo victoriano con influencias hispanoárabes, pero se añadió una planta más, ya que el primitivo edificio contaba con solo dos plantas.

Hotel Reina María Cristina en sus primeros tiempos

Se dispone en cuatro alas, unas se hallan a inferior nivel con respecto de las restantes y se cubren con tejados a dos aguas con tejas árabes vidriadas de color verde con amplios aleros sostenidos por canecillos de madera. Destacan sus esbeltas chimeneas y altos hastiales con óculos. En sus paramentos se abren diversos vanos adintelados, ya con balcones de barandillas de hierro fundido, ya con ventanas, decorados con ladrillo visto, al igual que las aristas de las fachadas del edificio. En los extremos de la fachada que mira hacia levante destacan unos balcones hexagonales con antepechos macizos, cuyos tejadillos piramidales se apoyan en siete columnas toscanas. En el cruce de sus tejados se eleva un torreón poligonal con techumbre piramidal de tejas árabes coronada por esbelto pináculo.

Su fachada principal tiene cinco vanos con arcos de medio punto sobre columnas toscanas, resaltados por molduras que imitan dovelas. En el vano del centro está la puerta, y los laterales se cierran con cristaleras. Sobre estas arcadas se levanta una terraza con pérgolas y en el lado izquierdo sobresale un pequeño torreón semicilíndrico cubierto con tejadillo piramidal de amplios aleros sobre canecillos.

Durante la II Guerra Mundial este hotel fue un centro de espionaje

La planta baja del lado E tiene porche cubierto por tejadillo sobre columnas que da hacia una amplia terraza con vistas a sus hermosos jardines. Enfrente, una puerta que antaño, por unas escaleras, comunicaba con la desaparecida playa de El Chorruelo. Todo el hotel está rodeado de un frondoso y espléndido jardín, con diversas especies vegetales, el cual perdió gran parte de su superficie al ser vendido en los años ochenta para construir bloques de pisos en las calles Nicaragua y Del Museo. El jardín ha ido perdiendo sus palmeras canarienses y gran parte de sus pinos. En el interior del edificio destaca su gran patio-vestíbulo, cubierto por una amplia claraboya. Es de planta cuadrangular y en cada lado hay cinco arcadas, las centrales son más anchas. Sus arcos son peraltados y se sustentan sobre columnas toscanas y pilastras de forma alternativa.

En sus jardines se levantaba una capilla anglicana demolida en los años sesenta del siglo XX. Dos de las vidrieras que adornaban sus ventanas están hoy en el interior de la puerta principal de la iglesia de la Palma: FIDES y SPES. Durante la II Guerra Mundial este hotel fue un centro de espionaje.

El “hotel Rit” tuvo que suprimir la zeta final por imposición del hotel Ritz de Madrid. En realidad se trataba de un pequeño hostal al que le otorgaron tan pomposo nombre. Comenzó como casa de comidas de una sola planta a principios del S. XX. y en los años veinte se construyó una nueva edificación de dos plantas y años más tarde se le añadió otra tercera. De planta rectangular, está en la unión de las calles Joaquín Costa (antigua San Pedro) y Tte. García de la Torre (antigua De las Viudas). Su lado más estrecho mira hacia la primera calle, que por este establecimiento recibió el nombre popular de “callejón del Rit”.

Resaltan en su segunda planta, dos miradores de madera, con arquitos apuntadas y molduras de resalte en ángulos superiores. Su antepecho muestra un bonito trabajo de fundición, con volutas y flores de lis, y su voladizo se apoya sobre dos ménsulas con motivos vegetales. Entre ambos miradores se abre el vano de un balcón con molduras de sección escalonada y arco escarzano, su antepecho es similar al de aquellos. La fachada de la C/ Tte. García de la Torre combina balcones y ventanas del mismo estilo. El edifico se cubre con una azotea de pretil adornado con florones.

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